República Dominicana, llamada a ser atractiva para la minería

octubre 18, 2018 10:13 am

¿Es factible nuestro mundo, como lo conocemos, sin la minería? El bombillo, el auto y sus partes, las construcciones en que vive y trabaja la gente, artículos decorativos, la producción industrial, el turismo, la agropecuaria… casi toda actividad o producto humano modernos tienen uno o muchos elementos provenientes de la minería.

La inversión minera tiene el potencial –y lo está demostrando- de impactar el producto interno bruto (PIB), la atracción de inversión extranjera, las exportaciones, los ingresos del Estado, el empleo, los encadenamientos productivos y el desarrollo regional y rural.

Se reconocen dos renglones fundamentales: la minería metálica y no metálica. República Dominicana cuenta con el mayor yacimiento minero de las Antillas Mayores, constituyendo una puerta de oportunidades para empresas locales y multinacionales dedicadas a la explotación de metálicos y no metálicos, pero también una puerta de oportunidades para los dominicanos y para las comunidades en las que se encuentran ubicados los yacimientos mineros.

Una presentación de Macroanalit (2017) indica que República Dominicana ocupa el lugar 92 de 105 zonas y países mineros evaluados. Es decir, el país todavía no es visible para el mundo de la inversión minera, a pesar de lo cual el impacto de la minería en el desarrollo económico y social del país y su potencial es evidente.

Por ejemplo, las provincias Monseñor Nouel y Sánchez Ramírez –dos provincias mineras- ocupan el lugar número 3 y 11, respectivamente, en el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), superando el promedio nacional.

La participación del sector de explotación de minas y canteras en el PIB se ha incrementado de modo sostenido pasando de 0.4% en 2010 a 1.9% en 2016, aunque muy por debajo de países como Chile, Perú o México.

La inversión extranjera directa (IED) en el sector minero alcanzó el 18%, por encima de sectores como el financiero, electricidad, telecomunicaciones, zonas francas e incluso el turismo. Esto tiene sus frutos. Las exportaciones mineras representaron el 40.9% de las exportaciones nacionales y el 18.1% de las exportaciones totales. Puede decirse que somos un país de exportación minera. Los cuatro rubros mineros más significativos o que lideraron estas exportaciones fueron oro, ferroníquel, cobre y plata.

La conclusión de estos datos expuestos en un seminario organizado por la Cámara Minera Petrolera de República Dominicana en diciembre pasado (“El futuro de la minería en República Dominicana) es que, a pesar de la baja posición actual en cuanto a “atractividad” se refiere, el país tiene condiciones excelentes para mejorar.

Minería y medio ambiente
El desarrollo económico y social del país tiene en la minería un eslabón fundamental. Es necesario reconocer que la minería es una actividad caracterizada por altos riesgos. Su ciclo: exploración, explotación y cierre, es hecho actualmente en el país con los más estrictos y altos estándares internacionales de cuidado y remediación ambiental.

La minería dominicana cumple reglas globales que se han vuelto más estrictas durante las últimas dos décadas, fruto de la conciencia humana sobre la preservación del entorno bajo el concepto de desarrollo sostenible.

Los industriales dominicanos se encuentran empeñados en que sus empresas abracen la sostenibilidad económica, social y ambiental como una bandera a sostener. Para los industriales, la minería dominicana es una actividad responsable, que contribuye al bienestar de las comunidades y del país. La práctica de restauración es de primer orden en empresas como Barrick Pueblo Viejo, Falcondo o la Corporación Minera Dominicana (Cormidom).

Tres ejemplos
La AIRD ha llevado a cabo lo que ha llamado “Desayunos Temáticos” en los cuales expone prácticas industriales que impactan positivamente sobre el propio quehacer empresarial, la economía y la sociedad dominicana.

En ese marco contó con la exposición de Juana Barceló, presidenta de la Barrick Pueblo Viejo, empresa cuya inversión es total de capital es cercana a los US$4,500 millones, siendo la mayor inversión extranjera en la historia del país. Una empresa que, además, asumió sus operaciones encontrando un pasivo ambiental significativo, fruto de operaciones anteriores que dejaron un saldo negativo para con el medio ambiente y que, sin embargo, asumió remediar como parte de sus compromisos, implicando un costo superior a los US$375 millones (es decir, más de 18,000 millones de pesos).

Otro caso presentado en uno de los desayunos temáticos de la AIRD fue el Falcondo. Su foco fue el cierre de clase mundial hecho por la minera en Loma Ortega, La Vega, así como sus proyecciones de operación para los próximos años.

Los aportes de Falcondo al fisco también son significativos. El 55% de sus ganancias constituyen impuestos y dividendos al Gobierno dominicano (sin contar las significativas inversiones en desarrollo económico-social). Genera 2,000 empleos directos de calidad y unos 10,000 indirectos.

Finalmente, Corporación Minera Dominicana (Cormidom) opera en Cerro Maimón en un área de 3,400 hectáreas mineras, donde se realiza la extracción de cobre y zinc bajo un modelo sostenible, caracterizado por la utilización de agua pluvial para el 100% de las operaciones, contando con que la zona cae 1,800 milímetros anual, la cual se almacena en una laguna artificial de 750 mil metros cúbicos. La mina cuenta a la vez con una planta de tratamiento de osmosis inversa de 350 metros cúbicos por hora, convirtiéndose en la más grande del Caribe, para purificar el importante recurso hídrico.

Sus instalaciones funcionan con energía por biomasa, proveniente del bagazo de caña, bajo acuerdo con San Pedro Bio Energy lo que garantiza su eficiencia energética. Tiene un vivero en el que cosecha unas 100 mil plantas anuales utilizadas en su plan de cierre y con el programa de huertos para los comunitarios.

El 80% de la fuerza laboral lo componen profesionales y técnicos residentes en la provincia, quienes devengan salarios por encima de la media; y programas comunitarios amparados en la sombrilla de la Fundación Cormidom en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS), estipulados por la Naciones Unidas.

Se trata de que la gran minería es congruente con lo que se llama desarrollo sostenible, el cual es definido como el aprovechamiento efectivo de los recursos naturales para satisfacer las generaciones presentes, proporcionándoles desarrollo y bienestar, sin sacrificar las generaciones futuras, a través de preservarles las condiciones ambientales requeridas.

No puede el país negarse al ejercicio de esta minería responsable en una tierra bendita. Claro, bajo regulaciones que garanticen que es una tierra para nosotros y para las futuras generaciones, que no se trata de un bienestar momentáneo, sino de una posible plataforma para la prosperidad a largo plazo.

FUENTE:
https://www.eldinero.com.do/70734/republica-dominicana-llamada-a-ser-atractiva-para-la-mineria/

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